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¿Por qué un ataque en Barcelona?

Todo fue fríamente calculado: el día, la hora, el lugar… En Las Ramblas, un sitio de mucha afluencia de turistas, un terrorista a bordo de una furgoneta se subió al andén y manejó en zigzag para atropellar al mayor número de personas.

Fue un golpe al corazón urbano y turístico de Barcelona: Las Ramblas, uno de los paseos más famosos de España, se tiñó ayer de sangre cuando un hombre (muy joven, 1,70 m, pelo castaño y muy delgado, según testigos) atropelló con una furgoneta blanca a decenas de personas.

El balance, según las autoridades: 13 muertos y cerca de 100 personas heridas, muchas de ellas de gravedad. Una tragedia, que pudo haber sido peor teniendo en cuenta la sevicia del conductor de la furgoneta.

“Se subió a la acera central de Las Ramblas, en ese momento repleta de gente, y comenzó a atropellar indiscriminadamente y a gran velocidad a los transeúntes. Iba haciendo eses, golpeando todo lo que podía, las personas volaban por el aire”, relató Óscar Cano, un taxista que vio los hechos.

“Lo que hemos visto es que era intencionado, no es un accidente. La persona iba acelerando, a tope, a todo lo que daba, intentando arrollar a la gente por el medio de Las Ramblas”, indicó Isaac, otro testigo que habló con la televisión pública TVE.

Uno de los atacantes –las investigaciones señalan que fueron dos– se escabulló entre la multitud. El segundo sospechoso, Driss Oukabir (28 años), fue detenido. Las autoridades encontraron que fue él quien alquiló la furgoneta Fiat blanca que recorrió casi 350 metros de Las Ramblas a máxima velocidad y causó la tragedia. Oukabir, según la policía, es originario de Marsella (Francia), de padres marroquíes y residente legal en España. Es decir, que llevaba, por lo menos cinco años viviendo en España. Llegó a Barcelona, el pasado 13 de agosto, luego de pasar unos meses en Marruecos. Tenía antecedentes: había estado preso en 2012, acusado de abusos sexuales.

En su cuenta de Facebook se observa que Oukabir es simpatizante del grupo de rap Mafia Maghrebine. En su redes no hacía alusión a grupos terroristas, aunque sus actos fueron reivindicados por el Estado Islámico.

A través de la agencia Amaq, el EI reivindicó la autoría. “Soldados del Estado Islámico llevaron a cabo la operación, bajo órdenes del Califato contra países de la Coalición”. La misma comunicación que emiten cada vez que el terror golpea territorio europeo.

Nivel de alerta

Este es el atentado terrorista más grave ocurrido en España en los últimos trece años. Este país, tercer destino turístico mundial, había permanecido hasta ahora al margen de la reciente ola de atentados del Estado Islámico en grandes ciudades europeas como París, Bruselas, Londres, Niza o Berlín.

Fue el 11 de marzo de 2004 cuando España sufrió los atentados yihadistas más mortíferos cometidos en Europa, cuando una decena de bombas estallaron en varios trenes de Madrid, causando casi 200 muertos. Los ataques fueron reivindicados por Al-Qaeda, entonces el grupo terrorista más temido.

A raíz de esos hechos, España modificó su modelo de lucha contra el terror. La última vez que adaptó su manual antiterrorista fue en mayo de 2015, debido al aumento de ataques en suelo europeo. Así, España adoptó cinco niveles de alerta y, desde junio de 2015, se encontraba en el nivel 4. Esto es, que inteligencia, Policía Nacional y Guardia Civil hacen más vigilancia sobre sospechosos, aumenta el número de efectivos armados en las calles y se pone en marcha un plan de protección de centros “sensibles”: aeropuertos, centrales nucleares y otras instalaciones. De hecho, la vigilancia en zonas turísticas había sido aumentado con ocasión de las vacaciones.

En la mira

Pero las autoridades no lograron evitar lo inevitable y España se convirtió en la nueva víctima del horror. El Estado Islámico, que ha golpeado a Europa desde 2015, escogió Barcelona.

Tres meses después de su última masacre. La del 22 de mayo, cuando un suicida se explota durante un concierto de Ariana Grande en el estadio Manchester Arena. 22 personas murieron. Los registros muestran que sólo en 2016, el terrorismo causó diez ataques en países de la Unión Europea, con 135 víctimas.

España estaba en la mira: un informe del Gobierno español, de febrero de este año, señalaba cómo fanáticos del Estado Islámico habían realizado “amenazas directas” contra lugares de interés turístico en Europa.

El documento revelaba cómo el EI había aumentado su presencia en redes sociales reclutando traductores de español y combatientes. Incluso, señala el informe, “en los últimos tiempos el EI ha aumentado sus publicaciones en español”.

El pasado 27 de julio, la agencia Al-Wafa, también filial de los terroristas, publicó un documento de cuatro páginas en el que los miembros del Estado Islámico repasaban los supuestos agravios que España habría perpetrado contra los musulmanes desde la batalla de las Navas de Tolosa en 1212.

Por ejemplo, señalaba que “los cruzados” de los reinos cristianos de “Castilla, Navarra, Aragón y Portugal” habrían matado a más de 60.000 musulmanes desde la citada batalla.

Y así amenazaban: “España es un estado criminal que usurpa nuestra tierra”. Los ideólogos de los terroristas llaman a “investigar las líneas de trenes o aviones para cometer atentados”, además de animar a los musulmanes a que “envenenen el agua y los alimentos”, para lo que recomienda que viertan insecticidas en aerosoles. “Las acciones de sus ancestros son las razones de nuestro actos de hoy”, sentenciaron.

De hecho, el último informe balance del terrorismo elaborado por el Ministerio del Interior español, presentado en junio de 2017, mostraba el aumento significativo de la amenaza que sufre España de grupos terroristas yihadistas encabezados por EI y Al-Qaeda en el Magreb islámico (AQMI).

Las autoridades alertaron sobre la salida de jóvenes desde Ceuta y Melilla hacia Siria e Irak. Al acabar el año 2016, los servicios antiterroristas españoles tenían contabilizadas un total de 204 personas, españolas o residentes en España que se habían desplazado a Siria e Irak para enrolarse en las filas de los grupos yihadistas que operan en zonas de conflicto. “De este grupo de combatientes, solo un 20 % eran de nacionalidad española, mientras que la mayor parte, el 65 %, eran ciudadanos marroquíes”. El 15 % restante eran de otros países”.

Según los datos que manejan los servicios españoles, de esos 204, 30 han regresado a España o a otros países y la mayoría fueron detenidos. Las autoridades europeas han desmantelado más de 50 células terroristas este año.

Justo cuando el Estado Islámico vive uno de sus peores años desde 2014 cuando declaró el Califato. No sólo ha perdido importante terreno, sino que sus fuerzan han sido considerablemente mermadas por los ataques de la Coalición. Fueron expulsados de Mosul (Iraq) y en Raqa (Siria) están a punto de ser derrotados. Pero todavía falta.

Fuente: elespectador.com