La Salud Mental, tan importante como la fisica, ¿Cómo Cuidarla?
“Así como estar expuesto a un virus representa un reto para el sistema inmunológico, estar en un ambiente como el actual, de una pandemia, con bombardeo de información y aislamiento social, representa un reto para la psique y para el sistema nervioso central”, asegura Delia Bustamante, médica psiquiatra de la Universidad del Rosario.
Los brotes de enfermedades infecciosas, como el Covid-19, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró pandemia el pasado 11 de marzo, son factores estresantes que pueden generar angustia en muchos de nosotros. Como respuesta, algunos dejamos que el miedo y la incertidumbre influyan en nuestros comportamientos públicos y es entonces cuando la llegada del virus viene acompañada de las compras masivas de tapabocas, gel antibacterial y hasta de papel higiénico, o de grandes cantidades de mercado por temor a una futura escasez de alimentos. También nos preocupamos demasiado por nuestra seguridad personal y familiar: ¿nos vamos a contagiar? ¿Qué va a pasar con nuestros seres queridos? ¿Vamos a tener que aislarnos? ¿Por cuánto tiempo? ¿Cómo voy a hacer con mi trabajo?
Las preguntas, aunque nos parezcan muy personales, son comunes en medio de situaciones adversas como esta, donde la impotencia y la incertidumbre sobre el futuro pueden llegar a ser muy inquietantes. “Diariamente los seres humanos nos enfrentamos a situaciones estresantes, pero esta es fuera de lo habitual. Sin embargo, sentirse así en momentos como este es una reacción totalmente normal y esperable. La humanidad no se había enfrentado a algo así desde hace unos cien años. Esto obliga a que a la par de la salud pública se implementen también estrategias para cuidar la salud mental, especialmente porque aún no sabemos cuál será el impacto psicosocial de las medidas que se están tomando”, asegura Jairo González, psiquiatra de la Universidad del Rosario e investigador.
“La ansiedad es un síntoma que aparece en estos escenarios de mucha incertidumbre. Gira mucho en torno a esas preocupaciones de cosas que no han pasado, a no tener el control de la situación”, añade Juan David Páramo, psiquiatra de la Universidad Javeriana. “Lo importante es identificarla, saber el contexto en el que se desarrolla, resolver las situaciones que se pueden resolver y acompañarse. El ser humano requiere de los demás hasta para mantener sus emociones”.
El aislamiento
La expansión de la enfermedad del nuevo coronavirus ha llevado a muchos países a pedir a sus ciudadanos que se aíslen con el fin de reducir el riesgo de infección y los niveles de contagio. Desde que la epidemia empezó en China más de 50 millones de personas se han visto obligadas a permanecer en cuarentena.
Aunque las diferencias sobre cómo y cuándo poner en cuarentena a una población siguen en debate en el país, cada vez se hace más evidente que millones de personas en el mundo tendrán que reducir drásticamente el contacto social para enfrentar la pandemia. Pero, que sea evidente no significa que sea fácil. Un estudio publicado por la revista The Lancet abordó temas como el miedo y la soledad que afrontan quienes se enfrentan a una cuarentena. Basados en documentación de anteriores epidemias, los autores llegaron a la conclusión de que la medida está relacionada con el desarrollo de efectos psicológicos negativos como confusión, estrés, enojo, ansiedad e incluso estrés postraumático.
Está claro que limitar el contacto social es una de las maneras más efectivas de reducir la propagación del virus, sin embargo, hacerlo no significa aislarse. “Una cosa es el distanciamiento físico y otra el aislamiento social”, asegura Páramo. “El primero es una medida de control epidemiológico, es evitar el contacto físico, distanciarlo en términos de protección de la infección. Pero el aislamiento social sería como ese exceso del distanciamiento que genera un impacto en la percepción de soledad de las personas y que se asocia con diferentes manifestaciones de sufrimiento psíquico. En casos como este, aunque haya distanciamiento físico, uno tiene que fortalecer todos los lazos sociales, ya sea por la tecnología o a través de mecanismos como los que se están viendo en Italia y España, donde la comunidad puede mantenerse unida frente a ciertas vicisitudes evitando dejar atrás a quienes han sido excluidos”, añade.
Para González, hablar de aislamiento en Colombia tiene unas características diferentes a otras partes del mundo. “En Colombia viven generalmente varias generaciones de una misma familia, por lo que, en principio, lo que hay que intentar es que el núcleo familiar lleve una buena convivencia. Evitar sumar situaciones que generen aún más estrés y entender que la angustia que todos sienten es natural. El acompañamiento y apoyo entre todos los miembros va a brindar mayor tranquilidad”.
La psiquiatra Yahira Guzmán, directora de investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana asegura que “lo más importante es tratar de verle el lado positivo al asunto. Hay muchas cosas que no podría hacer si estuviera trabajando 100% por fuera, poder estar en familia, prestarle atención al trabajo de los niños. Hay que pensar que esta medida que se está tomando es transitoria y es para protegernos entre todos, a mi familia y a los demás. Estamos sacrificándonos, pero salvando vidas”.
Para manejar la incertidumbre de cuánto tiempo tardará el aislamiento, que puede prolongarse dependiendo del manejo del virus, los expertos aseguran que es crucial que cada uno intente asimilar que no se puede cambiar y entender que sólo hay certezas en el hoy. La ansiedad, la depresión y el estrés están relacionados, en varias ocasiones, con estar rumiando el pasado o no poder controlar el futuro. “Hay que pensar en el presente y hay ejercicios que ayudan y que son sencillos, por ejemplo, poner atención a la respiración o lo que se ve a través de la ventana. Estos ejercicios de atención plena disminuyen la ansiedad”, asegura la sicóloga clínica de la Universidad Nacional Ana Milena Franco.
El caso colombiano
“Colombia es un país en el que hemos vivido con miedo desde hace muchos años. Hemos enfrentado fenómenos muy complicados como la guerra, la violencia intrafamiliar, la avalancha de Armero… Aunque no estamos acostumbrados a una situación como esta, creo que sí tenemos las herramientas para protegernos”, asegura Guzmán.
“Yo creo que el país ha mejorado abismalmente en la capacidad de análisis de riesgo, de vigilancia epidemiológica. Sin embargo, considero que precisamente por el sistema que tenemos es imposible llegarles a todas las personas”, asegura Páramo. “Se tiene el imaginario de que la infección solo va a afectar a los adultos mayores, pero los habitantes de calle, la población migrante, las trabajadoras sexuales, los vendedores informales son poblaciones que tienen unos riesgos diferenciados. La gente que necesita el sustento económico del diario, que no tiene capacidad de ahorro, presenta unos sufrimientos distintos. No solo salen con la angustia de la exposición al virus, sino también de conseguir lo del día para pagar la pieza o la alimentación de las familias. Allí hay diferentes formas de sufrimiento psíquico y, seguramente, el Estado no va a poder llegar ahí”.
A nivel institucional en el país no se ha abordado, hasta ahora, el tema de salud mental en medio de la coyuntura por coronavirus. En China, por ejemplo, a la par de que se fueron tomando medidas en términos de salud pública, se fueron implementando también políticas para abordar los temas de salud mental: más trabajadores médicos fueron enviados desde otras provincias a Wuhan, donde comenzó el brote, para liberar la carga del personal de la región, se publicó una guía nacional de intervención en crisis psicológicas y se trasladó a profesionales de la salud mental a Wuhan para apoyar al personal de salud con sus dificultades. La Comisión Nacional de Salud de China también publicó pautas para la atención psicológica durante el coronavirus y se crearon varias líneas directas de salud mental las 24 horas en otras provincias.
Sin embargo, en Colombia, hay varias iniciativas lideradas por la academia o profesionales para ayudar a hacer más llevadero el proceso. La Universidad de Antioquia implementó una plataforma virtual sobre el COVID-19 que cuenta con videos, artículos, infografías y otros recursos desarrollados por un equipo de expertos en infectología y epidemiología. Además, tiene una sección dedicada a los temas de salud mental. González y Bustamante, junto con otros psicólogos y psiquiatras crearon un canal y un chat en Telegram que -explican- funciona un poco basado en los principios de la terapia de grupo de apoyo, pero aplicado a lo virtual, y que ayuda a resolver dudas y brindar información y recomendaciones a quienes se sienten abrumados por la situación. Su acogida fue tanta que en cuatro días ya tenían a 680 personas vinculadas. La Asociación Colombiana de Psiquiatría, por su parte, se ha dedicado a hacer pedagogía a través de redes sociales y comunicados sobre los cuidados necesarios en esta época.
Hace un par de días se hizo viral la imagen de una enfermera devastada llorando en un de los principales hospitales en Bergamo, una ciudad al norte de Italia. “Nunca había visto a tantas personas morir frente a mis ojos”, dijo. “Parece como si estuviéramos cruzando por la mitad de un campo de batalla”.
Aunque en Colombia la situación todavía no es tan grave, conocidas médicas también expresan la enorme presión del día a día: El temor de contagiarse, de contagiar a sus familias, la cantidad de trabajo, el poco descanso y la falta de una indumentaria de protección adecuada. El miedo a no poder salvar a todas las personas que quisieran salvar. Sin embargo, siempre se levantan a hacerlo. “Es un tema de ética y de compromiso”, dicen.
Durante los brotes de enfermedades infecciosas, los trabajadores de la salud experimentan desafíos adicionales. Son vulnerables tanto al alto riesgo de infección como a los problemas de salud mental. La preocupación sobre su salud y la de sus familias, el estigma, el manejo de la angustia de los pacientes, la frustración. Esto podría tener también un efecto duradero en su bienestar general, por lo que proteger la salud mental de estos trabajadores es importante para controlar la epidemia y su propia salud a largo plazo.
Según la Asociación Americana de Psiquiatría, los trabajadores de la salud deben cuidar de sí mismos a través de estas recomendaciones adicionales: “Satisfacer las necesidades básicas como comida, hidratación y sueño para optimizar su capacidad de cuidarse a sí mismo y a los demás; tomar descansos; mantenerse conectado, dar y recibir apoyo de familiares, amigos y colegas para reducir los sentimientos de aislamiento; auto revisiones en busca de signos de aumento del estrés; recuérdese a sí mismo y a otros el importante trabajo que está haciendo”.
Algunas recomendaciones generales
Asociaciones nacionales e internacionales de especialistas en salud mental han publicado una serie de recomendaciones para prevenir problemas emocionales y conflictos interpersonales en medio de una situación estresante como la pandemia de Coronavirus:
- Una pandemia suele ser un villano bastante abstracto, por lo que, en primer lugar, ser útil sentarse y considerar realmente qué amenazas específicas le preocupan. Identificarlas le puede ayudar a saber cómo manejarlas.
- Evite la desinformación y la sobreexposición a medios; la cantidad de noticias diarias que se reciben por redes sociales, prensa, televisión y WhatsApp suelen resultar abrumadoras, además, se corre el riesgo de que no sea información verídica. Se recomienda reducir el consumo de noticias de una a dos veces al día, y hacerlo a través de las autoridades locales (como el ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Salud) e internacionales (como la OMS).
- Para los que no están en aislamiento estricto, ofrecer ayuda a otros puede ayudar a crear un sentido de comunidad y vencer el sentimiento de soledad. Los grupos de quienes se ofrecen para hacer mandados o recoger alimentos para ayudar a las personas mayores pueden ayudar a quienes sufren el peor aislamiento.
- Si debe entrar en cuarentena, ayudará tratar de verlo como un periodo de tiempo diferente en la vida. Establezca una rutina diaria en la que se incluyan espacios de trabajo, de actividad física, de relajación y de descanso. Compleméntela con una buena alimentación y las horas de sueño requeridas.
- Intente mantenerse conectado con sus redes de apoyo. En momentos de estrés se trabaja mejor en compañía. Si está lejos de sus amigos y familiares puede utilizar las herramientas tecnológicas para mantenerse en contacto. Si están reunidos, aumente los niveles de tolerancia y evite a toda cosa conflictos familiares e interpersonales. Recuerde, será temporal.
- Ayudar a los demás en tiempos de necesidad puede beneficiar tanto a quien recibe la ayuda como a quien ayuda. Puede verificar si hay vecinos o personas en su comunidad que necesiten ayuda extra. Trabajar juntos refuerza la solidaridad para enfrentar el COVID-19.
Milton Murillo, médico psiquiatra, docente de la Universidad del Rosario y promotor de la iniciativa de salud mental #NoEsDeLocos. El especialista destaca que, si bien el estrés y la anasiedad en esta época es normal, se debe tener cuidado si llega a presentar alteración del patrón de sueño nocturno por más de tres días, aparición de un plan estructurado de suicidio o desbordamiento de la ansiedad al punto que le impide realizar sus actividades cotidianas. En caso de que una persona cumpla con uno de los tres síntomas de alarma mencionados, deberá recurrir a la atención de un psicólogo de manera virtual y, en última instancia, asistir a alguna Unidad de Salud Mental de urgencias.
Otro factor que podría generar estrés y angustia es la convivencia con el grupo familiar, según Ana Milena Franco, sicóloga clínica de la Universidad Nacional, si bien puede ser una oportunidad maravillosa de fortalecer vínculos, también se exacerban los conflictos al estar las 24 horas. Explica que en la cotidianidad este tipo de disparidades se evaden porque existen otras obligaciones, pero ahora en el aislamiento pueden aumentar considerablemente. La experta resalta el riesgo de que haya un aumento en el maltrato infantil y contra la mujer.
Para mejorar la convivencia con los menores, Franco considera crucial explicarles qué está sucediendo y que, en medio de la angustia de los adultos, “se propicien espacios de juego libre y de actividades autodirigidas de dibujo y juego, porque les permiten elaborar lo que están viviendo y son idóneos para el aprendizaje”.
Debe haber un fortalecimiento de los vínculos afectivos, por eso también es importante llamar a otros familiares y que los más pequeños sientan la compañía de quienes antes veían y por las circunstancias no pueden tener a su lado. También funcionaría, y no solo con los niños sino también con los adolescentes, buscar espacios para el fortalecimiento de los vínculos. Buscar, por ejemplo, actividades que unan en medio de las diferencias: películas, juegos de mesa, una receta de cocina.
Es necesario, también, mantener los espacios personales, aún estando en familia. De acuerdo La médica psiquiatra Jenny Valencia, “es importante aprovechar estos días de ‘encierro’ para compartir y hacer actividades en casa, pero también se debe respetar la soledad del otro para poder convivir”. Los espacios personales permiten entender las emociones y vivirlas sin temor a ser juzgados.
Sobre las personas medicadas todos los expertos consultados advierten que deben mantener su cuadro de medicación sin ninguna alteración, sin automedicarse ni modificar dosis. Y lo más importante: tener a mano el número del terapeuta que los atiende.