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Expansión del mercado de drogas sintéticas, consecuencias para el control de precursores químicos

En el manejo de la carga ilícita los controles operacionales parten de la identificación correcta de los riesgos que tiene la cadena de suministro, por ejemplo, BASC promueve entre los empresarios la gestión continua de los riesgos a partir de los cambios de contexto que afecten la organización, riesgos materializados o mínimo una vez a año, pero muchas veces creemos que como no, nos ha pasado, no es, importante analizarlos o evaluarlos y en ocasiones carecemos de información relevante a tener en cuenta para identificar un posible riesgo, tenemos la creencia que los problemas de drogas o de precursores químicos solo están para la cocaína, opio, marihuana, pero la realidad es que las drogas sintéticas plantean uno de los problemas más graves en todo el mundo en lo que respecta al consumo de sustancias, y esto interviene la cadena de suministros como forma de poder adquirir, trasportar y distribuir los precursores necesarios para su fabricación.

Los estimulantes de tipo anfetamínico son las drogas que más se consumen a nivel mundial después del cannabis y los opioides, ya que sus niveles de consumo a menudo superan los de la heroína o la cocaína. Además del uso de estimulantes de tipo anfetamínico, el continuo crecimiento del mercado de nuevas sustancias psicoactivas (NSP) en los últimos años ha pasado a ser una cuestión apremiante en la esfera política y motivo de honda preocupación a nivel internacional.

En tan solo dos décadas, el mercado mundial de drogas sintéticas ha cobrado un enorme impulso en todo el mundo. En el período comprendido entre 1998 y 2017, el aumento de las incautaciones de drogas sintéticas superó al de las sustancias tradicionales de origen vegetal; de hecho, proporcionalmente, el mayor aumento se registró en la incautación de nuevas sustancias psicoactivas sintéticas, al que sigue la incautación de estimulantes de tipo anfetamínico.

El número estimado a nivel mundial de usuarios de estimulantes de tipo anfetamínico se ha incrementado considerablemente, y ha pasado de 30,2 millones de usuarios en la década de 1990 a unos 50 millones de consumidores en 2017.

Regiones como América del Norte y África Occidental, Central y Septentrional también están experimentando crisis continúas relacionadas con el uso generalizado con fines no médicos de fármacos opioides y opioides sintéticos fabricados de forma ilícita. Esa expansión ha transformado radicalmente el mercado de la droga, que ha pasado de estar entrado en las drogas de origen vegetal a ser un mercado de drogas polifacético que plantea nuevos retos a los responsables de las políticas contra la droga.

El análisis de la información disponible indica que la actual expansión del mercado se ha visto impulsada en gran medida por la oferta. En lugar de verse desbordada ante la creciente demanda de drogas, los traficantes parecen estar preparados para producir grandes cantidades de drogas sintéticas a un costo relativamente bajo, así como para distribuirlas en grandes cantidades dentro de las regiones y entre ellas.

De hecho, el crecimiento sin precedentes del mercado mundial de drogas sintéticas puede haberse visto favorecido, en parte, por la facilidad de superar los obstáculos a la entrada a la fabricación ilícita. Al no existir restricciones geográficas, como la necesidad de tener que acceder a un terreno y un clima adecuados, las instalaciones clandestinas de fabricación de drogas sintéticas de diversa magnitud se han extendido por todas las regiones del mundo y Colombia no es la excepción.

No obstante, esto ha sido así desde que aparecieron las drogas sintéticas hace décadas, y no explica suficientemente su rápida expansión actual. Por su origen “químico”, los precursores son los principales ingredientes en la fabricación de drogas sintéticas, por lo que los cambios en la forma en que estas se fabrican de manera clandestina y la diversidad de precursores utilizados en el proceso merecen un examen más minucioso.

Uso de pre-precursores y de precursores de diseño no fiscalizados

Tras la aprobación de la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de 1988, el uso de precursores para la fabricación ilícita de estupefacientes y sustancias psicotrópicas registró dos novedades importantes que se solapan: la sustitución de precursores fiscalizados por precursores no fiscalizados, y la utilización de precursores de diseño.

Al margen de las decisiones relativas a la clasificación de sustancias, esas novedades se ven influidas por una multitud de factores, entre ellos, la legislación sobre precursores de cada país y su capacidad para aplicarla, las discrepancias entre las medidas de fiscalización de precursores de los distintos Estados vecinos, y la creciente versatilidad de los fabricantes ilícitos para cambiar de precursores y de procedimientos de síntesis.

Esa evolución no es de carácter lineal y los fabricantes ilícitos alternan entre el uso de precursores fiscalizados, precursores no fiscalizados y precursores de diseño. Si bien la utilización de precursores no fiscalizados no es un hecho reciente, la aparición de un gran número de precursores de diseño en los últimos años es motivo de gran preocupación para la comunidad internacional.

En términos generales, los precursores de diseño son sustancias químicas fabricadas expresamente para facilitar la producción o recuperación de precursores o drogas sometidas a fiscalización, los precursores de diseño se han clasificado bien como precursores “encubiertos”, bien como productos químicos intermedios.

Los precursores encubiertos son sustancias químicas específicamente concebidas para encubrir los precursores fiscalizados, de las que los precursores fiscalizados pueden fácilmente ser recuperados. Los precursores encubiertos pueden incluir derivados de precursores fiscalizados de diversos grados de complejidad. Entre otros ejemplos cabe citar los derivados del ácido fenilacétco y el P-2-P, como elfenilacetato de metilo, el aducto de bisulfito P-2-P y el P-2-P glicolato de metilo.

Los productos químicos intermedios son sustancias químicas que se producen durante la fabricación de drogas a partir de precursores, y generalmente no se encuentran aisladas. Cuando aisladas, esas sustancias químicas pueden considerarse precursores. Ejemplos de esas sustancias son el alfafenilacetoacetonitrilo (APAAN), el alfa-fenilacetoacetato de metilo (MAPA) y la cloroefedrina. Las sustancias químicas de ambas categorías apenas tienen algún uso lícito y se han diseñado y fabricado específicamente para eludir la legislación vigente o evitar su detección e identificación. Eso es lo que distingue a los precursores de diseño de los precursores no fiscalizados que tienen usos industriales.

Los precursores de diseño, especialmente los precursores encubiertos, constituyen un importante desafío para las medidas de fiscalización, ya que teóricamente hay un número casi infinito de formas de enmascarar o disfrazar los precursores, incluidos en las listas internacionales, frente a las medidas de fiscalización existentes.

Desde la década de 1990, los fabricantes ilícitos de distintas regiones del mundo han complementado la utilización de precursores tradicionales como la efedrina, la pseudoefedrina y la 1-fenil-2-propanona (también conocida como “P-2-P”) con la utilización de precursores no fiscalizados y precursores de diseño, a fin de eludir las medidas de control nacionales e internacionales, y la labor de los organismos encargados de hacer cumplir la ley y de la industria para combatir y prevenir el desvió de sustancias químicas.

A pesar de las tendencias generales observadas en el uso de precursores, existen claras diferencias regionales y entre los países en lo que respecta a los precursores que suelen utilizarse en la fabricación nacional de metanfetamina y anfetamina. Esas claras diferencias son probablemente consecuencia de una combinación de factores, como el régimen de fiscalización de precursores de cada país, la capacidad de los fabricantes ilícitos y el costo de la fabricación.

En Asia Oriental y Sudoriental, la efedrina y la pseudoefedrina son los precursores que más se utilizan para fabricar metanfetamina. Sin embargo, las recientes incautaciones de 2-bromopropiofenona (un precursor no fiscalizado de la efedrina),
cloruro de tionilo (usado en la fabricación de metanfetamina mediante el proceso
de hidrogenación de metales utilizando efedrina y pseudoefedrina) y P2-P indican posibles cambios en los tipos de precursores y procesos de síntesis utilizados en la
producción de metanfetamina. Los cambios en los procedimientos de síntesis y los niveles complementarios de elaboración que requieren algunos de esos precursores
nuevos también indican una mayor complejidad de las instalaciones de producción ilícita en la región.

En América del Norte y Europa, los procedimientos de síntesis de la P-2-P dominan la fabricación ilícita de anfetamina y metanfetamina. En América del Norte, en México se ha observado en los últimos años que los fabricantes ilícitos han ido alternando constantemente el ácido fenilacétco (precursor fiscalizado) y sus derivados (precursores de diseño) y el benzaldehído y el nitroetano (precursores generales no fiscalizados) en la fabricación de P-2-P, posiblemente en respuesta a las prohibiciones nacionales de esas sustancias.

En Europa, en los últimos años se ha intensificado el uso de productos químicos intermedios, como el alfa-fenilacetoacetonitrilo (APAAN), la alfafenilacetoacetamida (APAA), ambos sometidos recientemente a fiscalización internacional, y el alfa-fenilacetoacetato de metilo (MAPA) en la fabricación de P2-P para eludir las medidas de fiscalización de la P-2-P, reducir los costos de fabricación y asegurar la continuidad de la actividad comercial de fabricación ilícita. En menor medida, la efedrina y la pseudo-efedrina fueron los precursores predominantes en la fabricación interna de metanfetamina en los Estados Unidos, Chequia, Bulgaria, Alemania, Polonia y Eslovaquia.

Dificultades y posibles soluciones para adaptar los mecanismos de control de precursores

Los rápidos cambios observados en los precursores utilizados en la fabricación de anfetamina, metanfetamina y fentanilo indican que los efectos de las normas vigentes en materia de precursores pueden ser más efímeros y menos problemáticos para el mercado mundial de sustancias sintéticas que antes. Están apareciendo nuevos precursores alternativos, que utilizan procedimientos de síntesis bien similares o bien completamente diferentes, de manera anticipada o tan pronto como entran en vigor nuevas normas sobre precursores.

Además, ya no puede considerarse que la fabricación ilícita es algo “primitivo”, dado que ha quedado demostrada su capacidad para aumentar el grado de complejidad requerido en el procesamiento de algunos de esos precursores alternativos, así como su adaptabilidad y flexibilidad en lo que respecta a los procedimientos de síntesis. Esas novedades, especialmente la aparición de precursores de diseño sin ningún uso lícito en la industria, plantean importantes problemas al régimen actual de fiscalización internacional de precursores, cuyo objeto es vigilar las corrientes comerciales lícitas de un número reducido de sustancias químicas esenciales que tienen usos lícitos, e impedir su desviación a fines ilícitos.

Entre esas dificultades cabe mencionar: la pronta detección de novedades en materia de fabricación ilícita y la ágil puesta en marcha de intervenciones de respuesta al respecto, así como la formulación de otras medidas que complementen o mejoren los regímenes de fiscalización vigentes para hacer frente a nuevos fenómenos, como la aparición de precursores de diseño.

Entre las posibles opciones que los Estados Miembros podrían considerar oportuno examinar para dar una respuesta eficaz figuran las siguientes:

  • Mejorar el conocimiento y la comprensión de la fabricación clandestina, entre otras cosas mediante la elaboración de perfiles de drogas y la inteligencia forense;
  • Adoptar nuevos enfoques jurídicos;
  • Crear alianzas público-privadas;
  • Intensificar la cooperación internacional

Fuente: Análisis realizado y compartido por Carlos A. Bochell Norman