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Conducción preventiva: trucos y consejos para una conducción segura

Te proponemos algunos interesantes trucos y consejos sobre conducción preventiva que te serán de utilidad: ¡La seguridad es lo primero!

¿Qué es la conducción preventiva o defensiva? ¿Qué principios básicos debes tener en cuenta? La conducción preventiva se trata de que te adaptes a todas las circunstancias que pueden influir en la conducción: el vehículo, el entorno, los conductores (los demás y tú) y los procesos implicados en la conducción. Por lo tanto, este tipo de conducción se basa, principalmente, en la prevención y anticipación. No obstante, para que la conducción preventiva se desarrolle perfectamente, has de tener en cuenta una serie de atenciones integrales.

En primer lugar, uno de los conceptos clave de la conducción preventiva es la distancia de seguridad. Has de valorar que tenemos una capacidad de reacción que oscila alrededor de 3/4 de segundo. Sin embargo, igual de importante que esta rapidez en la reacción es la velocidad que lleva tu vehículo. A mayor velocidad, lógicamente, más metros recorrerás en una frenada de emergencia, con el consiguiente riesgo de que tu vehículo pueda impactar con el de delante. Por lo tanto, te conviene calcular una distancia de seguridad de unos cuantos metros, de manera que, en caso de maniobra imprevista del vehículo que va por delante, el tuyo no choque bruscamente contra él. No lo dudes, las zonas de seguridad o perímetros de seguridad son clave.

Por otro lado, tienen influencia en la cuestión de la distancia de seguridad y otras generales de la conducción las circunstancias relativas a la meteorología y al estado de la carretera. Si el firme se encuentra en mal estado, está resbaladizo o nuestra visibilidad se encuentra mermada por la lluvia o niebla, en buena lógica, hemos de adaptar nuestra conducción (generalmente, mediante una reducción de la velocidad) a estas circunstancias.

Conducción preventiva: ¡anticípate!

Como puedes ver, siempre hemos de intentar anticiparnos a los imprevistos que puedan suceder. Por ejemplo, con los vehículos de emergencia o que tengan prisa. En este aspecto, hemos de dejarles paso, ya que interponernos puede ocasionar problemas tanto a ellos como a nosotros.

Por otra parte, en todo caso, nos interesa mantener una estricta disciplina de carril. Tanto en la conducción más monótona como en los casos de adelantamiento. No cabe duda de que la parte central del carril es la correcta y por donde debemos circular. De hecho, en los arcenes y zonas como líneas de pintura, corremos el riesgo de sufrir resbalones en firme irregular.

Conducción sin sobresaltos

Al hilo de la concepción global de la conducción preventiva, hemos de señalar que hay una parte muy personal en la preparación para una conducción sin riesgos y que esta empieza, además, antes de ponerse al volante. Conducir es una gran responsabilidad, por lo que hemos de estar al 100 % para que nuestra conducción se desarrolle sin sobresaltos. Depende de nosotros que nuestro vehículo esté en perfectas condiciones de uso. Por ejemplo, en este aspecto, revisar los neumáticos es fundamental. Asimismo, no nos la hemos de jugar viajando sin haber descansado lo suficiente o bajo los efectos del alcohol. En ambos casos, se trata de imprudencias que, como decía el anuncio, desgraciadamente se pagan muy caras. Por consiguiente, hemos de mantener una tensión constante en nuestra conducción y, en ningún caso, confiarnos. De hecho, hemos de tener claro que los trayectos cortos son tan peligrosos como los largos.

Fuente: Kilometros que Cuentan