Es lo que todo líder quiere: un grupo de trabajo eficiente. Sin embargo, lograrlo conlleva un arduo trabajo. América Economía nos da las claves para conseguirlo.
Ser líder de uno mismo. Para transmitir cualquier valor a nuestros subalternos, debemos dominarlo.
Solo proyectando aquello que buscamos ver reflejado en nuestro equipo tendremos su credibilidad, aceptación y obediencia.
Hay que tener visión. Un verdadero líder sabe a dónde quiere ir y planifica el camino minuciosamente, aunque se encuentre muy lejos de concretarlo.
‘Cinco cabezas piensan mejor que una’. Ser líder no es hacerlo todo solo y priorizar la competitividad sobre el trabajo en equipo.
Como los logros generalmente son grupales, un líder debe fomentar entre todos los miembros del equipo la ayuda, la contención y la complementación. Solo así los resultados serán óptimos.
‘Hay que coger al toro por los cuernos’. Siempre habrá desafíos que enfrentar, lo cual no conlleva – necesariamente – a resultados negativos.
Aceptar aquellos retos y afrontarlos con naturalidad y pasión es una cualidad indispensable de alguien que quiera convertirse en la cabeza de un proyecto.
Celebre los aciertos de su equipo. Estar atento a los logros de los demás es noble y justo para quien se está esforzando en su trabajo. Además, esta actitud los motivará y les mostrará que dar resultado es buen negocio.
El egocentrismo, por el contrario, es una mala característica de un líder que aún no ha logrado seguridad en él mismo
Asuma la presión. Para que los demás trabajen tranquilos y den su mejor potencial, el líder debe captar toda la presión y delegar tareas.
Cuide y cultive una buena comunicación: se convierte en una herramienta más eficaz que un bono o incentivo económico.
Fuente: Portafolio