5 consejos para enfrentarse a un agresor armado con arma blanca
La mayoría de los artistas marciales hemos practicado técnicas frente a agresores armados con cuchillo o arma blanca. Personalmente, soy bastante reacio a enseñar a mis alumnos técnicas de este tipo porque, a pesar de mis años de práctica, no tengo nada claro si sería realmente eficaz en una situación real. Sí estoy convencido de que la mayor parte de las técnicas que suelen verse en ciertos cursos y seminarios, impartidos a veces por profesores inexpertos en este ámbito, seguramente no lo son, o no se practican suficientemente y de la manera adecuada. Y me parece una gran irresponsabilidad por parte de las personas que las enseñan, pues pueden hacer creer a sus alumnos que son capaces de enfrentarse a un arma blanca, cuando en realidad, no lo son. Y eso, a mi modo de ver, es muy peligroso. Pienso que hay que estar muy bien preparado, con amplia experiencia en el campo de la defensa frente a armas, para abordar su enseñanza con un mínimo de garantías. Y personalmente reconozco, sin ningún tipo de pudor, que no tengo ni la formación adecuada ni la experiencia suficiente.
Sin embargo, sí creo que pueden darse ciertos consejos (en base, en este caso, al análisis personal y la experiencia de otros) que puedan ayudarnos si sufrimos una posible agresión con arma blanca. Algunos de ellos son:
- Prepárate, pero evítalo si puedes
Un cuchillo es peligroso. Mucho. En distancia corta, incluso más que una pistola, porque es más difícil de anular. Y, evidentemente, es mucho más probable sufrir daños graves, o incluso la muerte, frente a un adversario armado que frente a uno con las manos vacías. Siempre hay que evitar el conflicto, pero si el agresor tiene un cuchillo, puede ser una cuestión de vida o muerte. Literalmente. Aún así, por si llega el caso, por si no hay otra salida que enfrentarse a la hoja de un arma blanca, debemos estar preparados. Para eso es necesario practicar en unas condiciones lo más parecidas posible a la situación real. Que el compañero realice un único ataque que ya conocemos de antemano puede servirnos para aprender la técnica, pero para que luego sea útil es preciso habituarnos a ataques con intención, inesperados, con múltiples intentos de corte, cuchilladas, etc… También puede ser interesante trabajar con el cuchillo, y acostumbrarnos a su uso, los ángulos de corte, las formas de agarrarlo… La experiencia puede ayudarnos, por ejemplo, a esperar ciertos ataques probables observando simplemente como el agresor sostiene el arma. ¿Qué? ¿Estás preparado?
2. Asume que es muy probable que te cortes
Sí, asúmelo. No pasa nada. Cuando está en juego la vida, los cortes superficiales son un daño colateral que tendrás que aceptar. Es posible que no te des ni cuenta de que te has cortado, y desde luego la mayoría de heridas que puedas sufrir no te impedirán seguir peleando. Incluso hay personas que han sufrido una puñalada y dice que sintieron el mismo dolor que produce un golpe y no eran conscientes de que les habían clavado un cuchillo. Cuanto más superficial sea el daño, mejor, pero hay que perderle el miedo a sufrir algún corte, porque es casi imposible evitarlo, y luchar con miedo es perder. Hay que seguir, nada de pararse, pase lo que pase.
3. La distancia es fundamental
Antes de que se produzca el ataque, debemos tratar de mantenernos lo más lejos posible. Que el agresor , al menos, tenga que dar un paso para acercarse y atacar, lo que nos daría tiempo para reaccionar. Podemos también entorpecer su aproximación colocando objetos entre ambos, o realizando patadas medias o bajas (aunque es improbable que lo mantengamos alejado así mucho tiempo). Una vez que ya no podamos mantener la distancia, una posible estrategia sería reducirla al máximo, acercándonos al atacante armado y pegándonos a él si es necesario, de manera que su propio cuerpo proteja las zonas más vulnerables del nuestro. Ese instante de acercamiento será crítico, pues estaremos ciertamente expuestos, pero si conseguimos cerrar la distancia y controlar el brazo armado (sin olvidarnos del otro), tal vez podamos ejecutar alguna técnica.
4. El objetivo es controlar el antebrazo armado
Como hemos adelantado en el punto anterior, el objetivo debe ser controlar el antebrazo que sostiene el arma. Primero debemos evitar los envites del cuchillo, bloqueando con nuestros propios antebrazos, preferiblemente con el dorso. En esta cara los posibles cortes serán de menor gravedad. Lo antes posible habrá que tratar de agarrar o controlar el brazo. Puede ser con ambas manos, bloqueándolo entre nuestro propio brazo y el costado, etc… si logramos al menos un forcejeo aferrándonos al antebrazo, podremos tratar de golpear y ejecutar una proyección, un derribo, una luxación… Una opción que debemos tener muy presente es que, aunque tengamos las manos ocupadas, nuestro cuerpo y nuestras piernas pueden jugar un papel fundamental, empujando, tirando, pisando, pateando o derribando al adversario.
5. Vence al miedo y empléate al 120%, porque estás luchando por tu vida
Siempre que sufres una agresión deben pensar que está en juego tu vida, e incluso puede estarlo también la de otros. Pero cuando el adversario tiene un arma capaz de matar, realmente puedes dar por seguro que tu vida está en juego. Ante esta perspectiva, es difícil, pero necesario, controlar ciertas emociones, especialmente una que puede ser determinante: el miedo.
El miedo puede atenazarnos y no permitirnos emplearnos al máximo, y esto puede ser fatal. Una vez la pelea comience, tendremos que aprovechar todos nuestros sentidos, todos nuestros recursos, toda nuestra agresividad, todo nuestro ser y un poquito más (ese poquito extra que nos dará la liberación de la adrenalina en nuestro cuerpo) para alejarnos del agresor o, si es irremediable, acercarnos, controlar su antrebrazo y tratar de reducirlo con todo los medios a nuestro alcance. No caben medias tintas. Tienes un objetivo, no hay nada más, y has de empeñar todo en cumplirlo. De ello dependerá tu vida.
¿Y ahora? ¿Te sientes preparado?
Fuente: www.karatekidokan.com