La mano de obra y su impacto en la rentabilidad de las empresas
Uno de los principales avances en la gestión de los costos en las empresas ha sido identificar que la manera tradicional en la que se miden los elementos del costo –entre estos la mano de obra– no es del todo eficiente; esto se debe a que la medición y valoración de la mano de obra en el sistema de costeo tradicional se realiza a través de aspectos tangibles (como la producción por unidad; tiempo y duración de procesos; rubros de salarios, prestaciones y costos asociados a la nómina) y estos aspectos aunque brindan información valiosa para la evaluación de la productividad, dejan de lado aspectos importantes que pueden generar valor agregado al empleado y a su vez permitir que el aporte de este sea más significativo para la compañía.
Esta no es una novedad, de hecho las empresas con más altos índices de éxito se caracterizan por tener especial cuidado en los aspectos intangibles asociados a su mano de obra, entre estos, tener especial detalle en la selección de su personal evaluando las cualidades, valores y capacidades de este y a su vez diseñar planes de motivación como lo son las capacitaciones, pues esta es una de las herramientas que más generan valor agregado a la mano de obra de toda entidad.
Rentabilidad asociada a la mano de obra
Los índices de rentabilidad que se pueden obtener de la evaluación matemática de indicadores financieros permiten a la organización aterrizar varias ideas a la hora de tomar decisiones, pero no garantizan necesariamente, ni de forma fiable, que se tenga control sobre todos los factores que determinan la rentabilidad, por ejemplo, una empresa que cambie sus políticas y que con esto genere un impacto emocional negativo en sus vendedores (que evidentemente impactará a su vez el nivel de ventas que estos presenten), puede verse en problemas para identificar los factores de disminución de ventas, ya que, así los cambios no estén directamente relacionados con el producto, al nunca haberse preocupado por evaluar la estabilidad de su personal, no realizar capacitaciones o charlas motivacionales para que estos afronten los cambios, su rentabilidad se puede ver afectada drásticamente y solo le quedarán las cifras y la incertidumbre de no entender el porqué de su fracaso.
Como el anterior ejemplo, muchos casos parecidos suceden en las empresas que desestiman lo que tal vez pueda ser uno de los factores más importantes de la competitividad de las empresas: la valoración de su mano de obra.
Colombia y la competitividad internacional
Para nadie es un secreto que nos falta mucho camino que recorrer en términos de innovación (factor clave en la productividad), y una de las situaciones por las cuales no somos fuertes como país, es que las prioridades del Estado se concentran en temas como el conflicto armado, la corrupción y otros problemas económicos, políticos y sociales que perturban la inversión en educación.
Según el informe Balance 2016 y perspectivas 2017 realizado por la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia –ANDI–, obtenemos el puesto 91 en el pilar de educación a nivel internacional quedando en América latina por debajo de Argentina, Chile, Uruguay, Ecuador, Venezuela y Perú; respecto al indicador de innovación ocupamos el puesto 77, quedando por debajo de Chile, México, Brasil, Argentina y Uruguay a nivel Latinoamericano. Estos indicadores demuestran que aún queda mucho camino por recorrer como país.
El papel del administrador eficiente
Teniendo en cuenta lo anterior, y reconociendo los indicadores que tenemos como país, se hace necesario que los niveles de innovación se generen por parte de los empresarios apoyando a sus colaboradores en el camino al éxito profesional; la productividad para la empresa se verá reflejada desde la visión, ideas y metodología que la misma implemente frente al quehacer y trato de sus colaboradores.
Fuente: actualicese.com