Velar por que cientos o miles de personas usen adecuadamente el tapabocas en establecimientos tanto abiertos como cerrados parece ser una “misión imposible” para las empresas. De allí el llamado a la corresponsabilidad para evitar futuros cierres.
El tema de fondo es qué tan complejo puede ser para una de estas empresas velar por la adecuada implementación de las medidas de bioseguridad. La pregunta surge, entendiendo que los renglones de la economía que se esperan reactivar son aquellos que fácilmente pueden congregar a cientos o a miles, como lo son las establecimientos abiertos y cerrados y, en especial, cuando se han registrado casos de intolerancia, en los que los clientes emprenden acciones violentas contra trabajadores de establecimientos comerciales que les piden, por ejemplo, usar la mascarilla.
Así las cosas, la corresponsabilidad parece ser la clave para el éxito de esta apuesta. Los establecimientos han hecho todo lo que se les ha exigido, pero también se pide a la comunidad en general ser conscientes de que ellos comparten también responsabilidades. Hay que entender que en los lugares existen reglas por cumplir.
Javier Orlando Suárez, subdirector técnico de parques del Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD), afirma que entendiendo que en Bogotá se fijó un aforo máximo del 50 %) vigilar que las casi 17.500 personas que comenzarán a dirigirse a espacios deportivos, lleven en todo momento el cubre bocas, respeten el distanciamiento con el de al lado y no usen artefactos que produzcan aerosoles, como pitos y vuvuzelas, es prácticamente una misión imposible.
Es un tema de corresponsabilidad, porque no se puede ejercer un control sobre todas las personas. Si quieren seguir disrutando espacios abiertos, deberán respetar las medidas, de lo contrario será un caos y no se podrá salir rápido de ésta pandemia.
Fuente: El Espectador
