Seguridad Privada

$28.200 millones, pérdidas en Barranquilla por robo hormiga

Ramiro Enrique Mendoza Bermúdez o ‘el cargador’ fue capturado cuando pretendía sacar de un local comercial en el centro de Barranquilla 23 prendas de vestir avaluadas en un millón de pesos.

Según las autoridades, el presunto delincuente guardó los artículos en un bolso recubierto en su interior con papel aluminio para aislar la señal que emiten los pines de seguridad que activan las antenas, pero fue descubierto y detenido.

El capturado fue llevado a audiencia por el delito de hurto agravado que le imputó la Fiscalía y fue enviado a prisión. El hecho se registró el pasado 19 de julio.

El robo hormiga, como es conocido este tipo de hurto que afecta a las grandes cadenas de almacenes y al comercio en general, deja pérdidas por 150 millones de dólares anuales, unos $280.000 millones en todo el país. (ver infografía)

Barranquilla es la cuarta ciudad más afectada, con pérdidas por $28.000 millones por año, es decir un promedio de $2.350 millones mensuales, de acuerdo con el reporte de Alto, compañía chilena especializada en la prevención y reducción de pérdidas por robos y fraudes en todo tipo de empresas.

De acuerdo con Luis Anaya, gerente general de Alto en Colombia, el robo hormiga se incrementa en fechas especiales como el Día de la Madre, Amor y Amistad, entre otras.
“Durante el Mundial de fútbol lo que más se robaron fueron las camisetas de la selección Colombia, mientras que en vacaciones hurtan artículos escolares”.

Anaya asegura que el robo hormiga es la “cuna de la delincuencia”, ya que la persona que roba en un supermercado o en un local comercial y no le sucede nada, lo encuentra rentable y sigue en la actividad delictiva.
Así lo hacen. Son diversas las modalidades del robo hormiga detectadas en establecimientos comerciales.

Entre las más usuales están el uso de fajas, ganchos y pinzas para retirar los dispositivos de seguridad; además del reclutamiento de personal que no genera sospechas como menores de edad, discapacitados y adultos mayores.

También, afirma Anaya, se cuenta el fraude electrónico, los cambios de tiquetes o códigos de los precios y hasta ponerse los artículos para sacarlos de los locales.

Los análisis de Alto indican que los robos son más frecuentes entre jueves y sábado, entre las 4 de la tarde y las 8 de la noche, cuando hay mayor afluencia de compradores y, en consecuencia, los vigilantes tienen más trabajo. Los hombres son los que más se ven involucrados en este delito, con una participación del 60 por ciento, frente a un 40 por ciento de las mujeres.

Las formas más comunes para detectarlos, en el caso de los perpetrados por empleados o personas vinculadas a la organización, son las cámaras de seguridad, con un 36%; el personal de seguridad, 33% y las antenas (dispositivos a las salidas de la tiendas y que emiten un sonido cuando sale un producto no pagado), en un 13%.
Para detectar los robos de clientes se utiliza el personal de seguridad, 45%; las antenas, 22% y las cámaras en un 21%.

Lo que más se roban. Para Carlos Jiménez, director ejecutivo de la Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco en el Atlántico, son pocas las personas judicializadas por este delito debido a que en algunos casos no se presentan denuncias y a las cuantías de los robos que, por lo general, son mínimas.

Los artículos que más se roban son los de menor tamaño como medicinas, pilas y desodorantes por su facilidad de esconder. También figuran en lista ropa en general, enlatados, así como productos cárnicos, de aseo, licores, gaseosas, herramientas y electrodomésticos, como lo ha establecido Fenalco.

“Los robos se clasifican en dos: las personas que entran directamente a robar y las otras, como las ama de casa, que mientras hacen el mercado se cogen un yogur, se comen una galleta y todo eso suma cifras altísimas”, asegura Jiménez.

De acuerdo con Fenalco, el problema va en aumento y por eso las cadenas de almacenes adquieren más tecnología y personal para disminuir los robos.

Fuente: El Heraldo.