Seis formas de entender el tráfico de armas en Colombia
Se podría pensar que el delito de tráfico de armas, municiones y explosivos hubiese disminuido como consecuencia de las restricciones que se han tomado producto de la pandemia del COVID-19, pero la realidad fue otra, nuestra Policía Nacional y Fuerzas Militares desarrollaron operaciones certeras que permitieron decomisos e incautaciones de estos elementos en el país. La financiación del terrorismo considerado delito según el artículo 345 del Código Penal modificado por el artículo 16 de la ley 1453 de 2011, que nos indica que quien directa o indirectamente provea, recolecte, entregue, reciba, administre, aporte, custodie, promueva, organice, apoye, mantenga, financie, sostenga, mantenga a grupos de delincuencia organizada, grupos armados al margen de la ley, grupos terroristas nacionales o extranjeros y terroristas nacionales o extranjeros, terminan desarrollando las etapas del fomento del terrorismo como son la de recaudación, disposición y la de utilización.
Buscando un mejor entendimiento de esta actividad criminal encontré un excelente artículo del “pacifista”, que me parece interesante en la forma de abordarlo.
Las organizaciones criminales han encontrado formas sofisticadas para ingresar al país, desde rifles y pistolas, hasta ametralladoras y lanzacohetes.
1. Un primer vistazo
Según agencias de seguridad del Estado, el arsenal del país proviene de al menos veinte naciones. Las entidades también sostienen que los narcotraficantes y las bandas criminales son las principales receptoras del multimillonario negocio del tráfico de armas, municiones y explosivos que ingresan al territorio nacional por tierra, mar, ríos y aire.
La Dirección de Investigación Criminal, Interpol y la Dijin de la Policía, dicen que el tráfico de armas está asociado, en buena medida, con el tráfico de cocaína, heroína y drogas sintéticas o de laboratorio, pues se trata de actividades prácticamente inseparables que producen multimillonarias ganancias.
Los agentes de esas entidades advierten que el tráfico de armas es un fenómeno progresivo y cíclico y que deja multimillonarias ganancias. Este crimen se ubica en el tercer lugar de las actividades ilícitas más rentables. En primer y segundo lugar se encuentran el narcotráfico y la trata de personas.
2. Las ‘generaciones’
La Policía registra el ingreso de grandes cantidades de armamento bajo las siguientes generaciones:
- La primera: más conocida como “Génesis”. Según las autoridades, el tráfico de armas se disparó con el crecimiento de las guerrillas, luego de la revolución cubana.
- La segunda: los investigadores la llaman “Rotación” porque las armas que ingresaron al territorio nacional provinieron de reductos de conflictos centroamericanos: de la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador y del Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua.
- La tercera: es la generación del “Tráfico gris” y está vinculada al comercio de armas de fuego que entran legalmente al país, pero que en el proceso de ingreso pasan a manos de los grupos armados ilegales.
- La cuarta: Conocida por expertos como la “Renovación Técnica Bélica”, esta generación arranca con la adquisición de pequeñas cantidades de armas que se modifican conforme a la predilección de los grupos ilegales. La predilección tiene que ver con el tipo de armamento, el material de guerra y el impacto militar. Sobre todos estos parámetros, sin embargo, está la imagen de letalidad, que, en las barcim, por ejemplo, funge como una señal de poder.
Para adquirir el material de guerra, de acuerdo a las agencias estatales, los grupos armados o las redes criminales acuden a empresas ficticias. Estas les ayudan a recibir el armamento en pequeñas cantidades en Estados Unidos y luego, mediante una serie de maniobras, lo traen al país.
Las autoridades sostienen que las redes criminales acuden al ‘mercado negro’ en un esfuerzo por evadir las restricciones y controles de los gobiernos, las empresas y los tratados internacionales.
3. Los tipos de armas, entre la intimidación y el alcance:
- Armas de alto impacto y letalidad: las prefieren las bacrim, según el Centro de Investigaciones Criminológicas de la Policía Nacional. Cambian armas por drogas y prefieren armamento con grandes capacidades de impacto militar y una imagen de letalidad para fortalecer su poder de intimidación en la jerarquía delictiva.
- La kalashnikov: es el fusil predilecto de las disidencias de la guerrilla, que buscan material de guerra de largo alcance por su maniobrabilidad, resistencia y facilidad para su manejo de gran exactitud.
- Fusiles R-15. M-16. M-4 y M-60: los usan especialmente los grupos al margen de la ley dedicados a cambiar droga por armas. También poseen sofisticadas pistolas para los cabecillas.
- El fusil de asalto AK-47: es el más popular del mercado internacional. Se trata de un arma de origen soviético diseñada en 1947 y se usa en más de 80 naciones, entre ellas China, Irak y países árabes. Colombia, por supuesto, no es la excepción.
Incautaciones: de acuerdo a las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, en territorio colombiano se han incautado en los últimos años todo tipo de armas, especialmente, fusiles de asalto, escopetas, morteros, ametralladoras, subametralladoras, pistolas y hasta lanzacohetes tierra-aire.
Origen: La Dirección de Investigación Criminal e Interpol y la Dijin de la Policía sostienen que las armas ilegales decomisadas provienen de Venezuela, Chile, Ecuador, Rumania, Sudáfrica, Egipto, Israel, Polonia, Hungría, República Checa, Bélgica, Bulgaria, Rusia, Corea del Norte, Alemania, China, Estados Unidos y Colombia. Sin embargo, según explicaron fuentes de esos organismos de seguridad para este informe, “cabe la posibilidad de que en las incautaciones reportadas, las armas de fuego de esos países hubiesen ingresado legalmente a Colombia, pero que sufrieron procesos como el hurto o pérdida en el territorio nacional o que fueron adquiridas legalmente por Estados Unidos y que el tráfico se registre desde esa nación hacia el territorio nacional a pesar de los exigentes controles estatales”.
Para agencias de seguridad del Estado, las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, la adquisición permanente de material de guerra sofisticado por parte de los grupos armados organizados no solo les permite fortalecer su poder de acción e intimidación, sino de expansión.
Los organismos secretos explican que, para lograr el ingreso del material de guerra ilegal al país, las organizaciones criminales y al margen de la ley acuden a diferentes fuentes y proveedores.
4. Colombia: en alto grado de vulnerabilidad
Según las autoridades, el país es uno de los más vulnerables para el comercio de armas ilegales por su ubicación y fácil acceso y porque las redes criminales aprovechan los océanos Atlántico y Pacífico, los ríos y la extensa zona fronteriza terrestre con Panamá, Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela.
- Las rutas: un informe de la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas (Unodc) registra rutas establecidas para el ingreso y la salida de material de guerra. Este llega directamente a grupos armados organizados que se valen de maniobras internacionalmente populares para inundar con armas ilegales las áreas de influencia de las redes criminales.
- Medios de transporte: los traficantes usan todos los medios posibles para entregar sus armas al mejor postor. Para ello “contaminan” barcos que llegan a los puertos del Pacífico y el Atlántico, y así, por sus amplios conocimientos de los ríos y las selvas, se han convertido en expertos en navegación fluvial y terrestre. También emplean aeronaves para lanzar desde el aire los cargamentos o aterrizar en pistas clandestinas para entregar sus encomiendas.
- Contactos internacionales: de acuerdo a informes de servicios de inteligencia del Estado, los grupos armados organizados y sus redes de apoyo o de suministros contactan a traficantes internacionales de armas, especialmente en Panamá, Nicaragua, Honduras, El Salvador y, en menor medida, en Costa Rica.
- Un bazar bélico: las redes de traficantes internacionales de armas son una fuente clave de abastecimiento de sofisticado material de guerra a naciones de Europa Oriental y Asia Central, que hicieron parte de la extinta Unión Soviética. Cuentan con una enorme infraestructura para producir todo tipo de material bélico, explosivos y municiones que sobrepasa sus necesidades de defensa y seguridad nacional.
Correo certificado: la nueva modalidad
La Fiscalía General de la Nación, la Armada Nacional, el Ejército Nacional y la Fuerza Aérea hacen enormes esfuerzos para combatir el tráfico de armas con equipos de última tecnología en puertos, aeropuertos y terminales de transporte terrestre.
Sin embargo, recientes hallazgos muestran que las redes de traficantes de armas ya están un paso más adelante: han construido una nueva y sofisticada estrategia mediante los servicios de correo certificado para el ingreso a Colombia de fusiles de asalto procedentes de Estados Unidos.
En El Dorado: los traficantes acuden al servicio teniendo en cuenta que, solo en el aeropuerto de Bogotá, se registra un promedio de 5.000 encomiendas al día.
El fusil R-15: una vez los delincuentes lo adquieren en suelo norteamericano, lo desarman y lo camuflan en repuestos, computadores, electrodomésticos y otros productos.
220 millones de pesos: una vez ingresan las partes del fusil al país, este es armado y de inmediato puede alcanzar este precio. El valor original en suelo estadounidense ronda 1.500.000 pesos.
Los scanners: estos aparatos muchas veces no logran detectar partes de armas que los traficantes pasan por los controles. La Fiscalía General de la Nación, la DIAN y la Policía Nacional afirman que solo expertos podrían hacerlo.
5.000: Este es el número de partes de armas que, según la Policía Fiscal y Aduanera, fueron decomisadas solo en 2016. Estos componentes habrían podido ensamblar unas 290 armas de alto poder.
Armas hechizas: a las autoridades nacionales también les preocupa la producción de estos artefactos. Se trata de un arsenal cada vez más sofisticado y de mayor poder. Las organizaciones criminales cuentan también con talleres de mantenimiento que operan expertos en la materia.
Renovaciones: según los investigadores, otra necesidad de los grupos armados ilegales, la delincuencia y el narcotráfico es la de renovar su material de guerra, que se deteriora rápidamente por la falta de mantenimiento y por el clima donde operan las organizaciones.
6. Las armas después de las Farc
Las autoridades están preocupadas por el destino de las fábricas de armas que tenían las Farc antes de la firma del acuerdo de paz. Allí producían explosivos, granadas para mortero, bombas y partes para fusiles, escopetas y otro tipo de material bélico. Se especula que esas fábricas ahora podrían caer en el poder de los grupos disidentes. Es claro que el problema persistirá y los delincuentes seguirán buscando la forma de permear la cadena de suministros para cometer sus actos delictivos, las organizaciones deben entender el problema que representa el tráfico de armas, municiones y explosivos, poder gestionar este riesgo de una forma adecuada y protegernos ante la materialización de un evento cuyo impacto pueda afectar la continuidad del negocio.
Fuente: CARLOS ALFONSO BOSHELL NORMAN