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La formula exitosa de la Dian contra la evasión

La Dian ha logrado recaudar más de 4 billones de pesos de evasores y ha detectado rutas, a través de las cuales algunas empresas tratan de esquivar sus obligaciones tributarias.

Colombia pasó a recaudar impuestos en montos nunca antes vistos: recogió más de 100 billones de pesos el año pasado. Si bien el crecimiento económico explica en buena parte el mayor recaudo tributario, también es cierto que la gestión de la Dian contra la evasión está dando buenos resultados.

En los últimos dos años se han recaudado más de 4 billones de pesos, gracias al plan de choque que inició la entidad para controlar la evasión fiscal. La Dian ha reforzado la fiscalización en todas las actividades económicas, pues se ha probado que la tentación de hacerle conejo al fisco no es exclusiva de los sectores informales. La entidad ha detectado casos de empresas de renombre que mediante artimañas le hacen el quite a los impuestos. Entre estas hay compañías del sector minero, constructor, pecuario, agrícola, de las telecomunicaciones, farmacéutico, comercio y hasta varios de los contratistas del Estado.

No es fácil descubrir las rutas a través de las cuales algunas empresas pretenden esquivar sus obligaciones tributarias. Según Juan Ricardo Ortega, director de la Dian, el ingenio de muchos abogados y de expertos tributaristas sale a relucir en muchos casos para ayudarles a las empresas a evadir y eludir.

La Dian se ha preparado para contrarrestar la creatividad de los asesores. Para ello están cruzando la información de diferentes fuentes, como el Muisca, las cámaras de comercio, los registros de instrumentos públicos, las superintendencias, la banca, la Uiaf y hasta fuentes internacionales para ‘pillar’ a los que intentan usar atajos para bajar su carga impositiva o sencillamente para no pagar.

Ahora que comenzaron los plazos para que los colombianos declaren y paguen sus impuestos –en abril empiezan las empresas–, la Dian tiene preparadas sus antenas para detectar a los evasores.

Las siguientes son las rutas más frecuentes usadas por empresas que están siendo investigadas por la Dian. En muchos de los casos se configuran varios delitos, entre ellos falsedad en documento público, concierto para delinquir, falsedad material y fraude procesal para lo cual se ha dado traslado a la Fiscalía. También ahí se incurre en infracciones administrativas, en cuyos casos las sanciones van desde el cierre de los establecimientos hasta pecuniarias, equivalentes al 160 por ciento del impuesto que se dejó de pagar.

Cabe recordar que la reforma tributaria de 2012 le dio facultades a la Dian para desconocer en las declaraciones tributarias los efectos en disminución de impuestos, cuando se detecta que hubo abuso de los beneficios que da la ley.

Se venden facturas. Se han encontrado empresas que lo hacen como negocio. Los involucrados en esta práctica ilegal constituyen Sociedades Anónimas Simplificadas (SAS) que expiden facturas para que los contribuyentes certifiquen compras de insumos para sus establecimientos. No hay servicio, ni producto real detrás de la factura.

Esa práctica se ha detectado especialmente en el sector de la construcción y en empresas de servicios. Según investigaciones de la Dian, firmas que requieren comprar insumos, como cemento, acero, ladrillos o acreditar servicios de transporte, consiguen las facturas para simular la adquisición de dichos materiales, o para aumentar las compras reales.

Estas facturas les permite inflar los costos, lo que a su vez, les posibilita mostrar deducciones del impuesto de renta.

El negocio del RUT. 
Se ha detectado una red de traficantes del Registro Único Tributario (RUT). Los implicados buscan personas naturales –estudiantes y gente humilde en general– para inscribirlos en el RUT. Se paga por esto entre 20.000 y 30.000 pesos. Luego, este documento se le vende a empresas para que simulen pagos por prestación de servicios a personas que están debidamente respaldadas por el Registro. Se trata de servicios ficticios, pero ayudan a incrementar los costos que, como en el caso anterior, son deducibles del impuesto de renta.

Esta práctica se ha encontrado en consorcios y uniones temporales que realizan contratos de infraestructura con el Estado y en algunas firmas del sector minero y de hidrocarburos.

Empresas de papel. Se descubrieron empresas inactivas –legalmente constituidas– que se reactivan para prestar servicios millonarios que no existen. Es frecuente en el sector de la construcción. La Dian encontró empresas constituidas en Casanare o Putumayo que aparecen prestando servicios de transporte, por ejemplo, a compañías en las grandes capitales. Dichas firmas no cuentan con el capital, ni la infraestructura suficiente para desarrollar operaciones de gran magnitud. Cuando el personal de la Dian ha llegado a estas empresas se ha encontrado que con un capital de 1 millón de pesos, llegan a facturar hasta 100 millones de pesos mensuales.

¿Medio legales? Muchas empresas investigadas trabajan –supuestamente– dentro de la legalidad, pues facturan, pero no todo lo que venden. Esta forma de evadir se ha detectado en el sector restaurantes y franquicias. Si el cliente paga con tarjeta débito y crédito, el establecimiento se ve obligado a expedir la factura, porque esta es una forma de dejar huella. Si lo hace en efectivo, la factura sencillamente no se emite, se le entrega al cliente una pre-cuenta que lo confunde. El efecto es que el establecimiento oculta parte de las ventas.

El juego de los talonarios. Se hace toda clase de artimañas con las facturas. Entre ellas, hay establecimientos que expiden dos talonarios con el mismo rango de numeración y solo contabilizan uno, pero en los dos casos cobran el IVA y/o el impuesto al consumo. La Dian también se ha encontrado con un caso insólito. En algunos negocios del comercio, grandes superficies, restaurantes y parqueaderos recogen las facturas que dejan los clientes o que depositan en la caneca de la basura –ubicados estratégicamente a la salida del negocio para que el cliente la deposite allí– luego se alteran los valores para contabilizar una sola venta de varias posibles. Los casos están siendo fiscalizados por la Dian y estudiados por la Fiscalía.

También algunos establecimientos comerciales disponen de varias cajas registradoras, las cuales usan dependiendo del medio de pago que utilice el cliente: efectivo, tarjetas débito o crédito o bonos. Varios clientes pueden salir del almacén con el mismo número de factura, sin darse cuenta.

Salarios flexibles: Es una práctica detectada en el mercado de valores. Algunas firmas comisionistas de bolsa les pagan a sus corredores en especie, pero con el propósito de evadir. El salario se ajusta con un carro; con el pago del colegio de los hijos; el crédito hipotecario y hasta el mercado. Lo más insólito es que la firma presenta estos ítems como un costo o gasto deducible de su impuesto de renta, cuando claramente no tiene correlación con el objeto social de la comisionista. Por supuesto, el corredor también evita pagar impuestos por sus ingresos que suelen llegar a sumas cuantiosas.

También se ha encontrado la simulación de arrendamiento en áreas donde se desarrolla o prestan servicios para no declarar ingresos reales del establecimiento. Caso visto en las peluquerías.

Sin ánimo de lucro. La Dian le viene haciendo un estricto seguimiento a las fundaciones, pues en algunos casos se ha abusado de este esquema. Se han encontrado empresas que contratan con una entidad sin ánimo de lucro (que simula el desarrollo de un programa social, no siempre es legal) para que le preste a la compañía un servicio. En contraprestación, debería haber un pago, pero en este caso hay es una donación que se puede deducir como lo permite la ley. A su vez, la empresa sin ánimo de lucro recibe ese ingreso que no es tributado, pues las fundaciones gozan de un régimen especial.

Otra forma de comprar carro. La figura del contrato de usufructo se viene usando inadecuadamente en la venta de vehículos de gama alta, con la intención de evadir. Al ‘comprar’ un carro bajo esta modalidad el cliente siempre obtiene un precio más bajo del real. Se hace el contrato de usufructo que le permite llevarse su vehículo por un periodo que suele ser de cinco años. Se simula una financiación del concesionario por dicho lapso y el vehículo sigue en inventario. Ante los ojos de la Dian no hay una venta, por consiguiente no se genera impuesto del IVA y del consumo.

A los cinco años, ya este es un vehículo usado y depreciado que el concesionario le vende realmente al cliente –aunque ya lo tenía–, por el resto del saldo que adeude. La Dian ha detectado este fraude pues carros que aparecen literalmente en inventario están rodando por las carreteras del país. A través del Registro Único Nacional de Tránsito (Runt) se han detectado varios casos de estos.

Figura para venta de inmuebles. Es otra técnica sofisticada para evadir haciendo uso de elementos legales. La figura se viene usando en la compraventa de apartamentos, con la participación de algunas fiduciarias.

Según la Dian, la figura de beneficio de área en escritura de contrato de fiducia es la típica distorsión del contrato de compra/venta de inmuebles. En la práctica funciona así: Algunos constructores que tienen un lote para edificar, lo ceden gratuitamente a un patrimonio autónomo administrado por una fiduciaria. Una vez se construye el edificio de apartamentos se traslada el dominio a dicho patrimonio.

Los apartamentos no se venden con un contrato de compra/venta, como es tradicional, sino que se entrega un derecho de beneficio de área (figura legal) por lo que no hay título del inmueble. Como ante las oficinas de catastro solo figura un lote, no hay desenglobe, por lo tanto los impuestos predial corresponden es a un lote y no a un número determinado de apartamentos. Esta figura –dice la Dian– se viene utilizando con frecuencia, aprovechando la deficiencia de la ley para vigilar estas fiduciarias, que proponen un esquema de negocios para generar mayores utilidades a los constructores y beneficios a los compradores.

El cuadre perfecto. Es una de las prácticas más comunes. Las empresas, asesoradas por sus contadores, hacen la declaración de renta de abajo hacia arriba. Se maneja un saldo a pagar de tal forma que este sea muy bajo o cero. La Dian detectó ferreterías que aparecen con una retención en la fuente de 100 millones de pesos y el impuesto a cargo es de 101 millones para no despertar sospechas.

Abuso de beneficios. La Dian ha encontrado empresas que introducen materias primas del exterior de manera subfacturada a las zonas francas, luego le colocan un rótulo, simulan un proceso de transformación y salen de la zona a ser comercializadas al interior del país, burlándose del beneficio que les da la ley. Igualmente, algunas empresas vienen abusando del Plan Vallejo. Importan materia prima para un producto y exportan otro. (Por ejemplo importan jeans y exportan camisetas). Otros utilizan empresas inactivas para simular operaciones y dejar la materia prima que se trae del exterior en el país. La Dian le viene haciendo una inspección rigurosa a las zonas francas, dado que la entidad tiene facultades de Policía Judicial que le permiten escudriñar hasta el último dato.

Fuente: Semana