El Corruptómetro: ¿Qué tan deshonesto es usted en su día a día?
Descubra con este test cuáles de sus acciones en la cotidianidad pueden ser un hecho de corrupción.
El 28 por ciento de los colombianos cree que la corrupción es la principal enfermedad del país. Así se evidencia a diario en las noticias que publican los medios colombianos y lo asevera la última medición de la firma encuestadora Gallup publicada en mayo pasado.
El escándalo de Odebrecht, los más de 60.000 millones de pesos robados al Programa de Alimentación Escolar (PAE) en diferentes departamentos o el escándalo de la Corte Suprema, entre otros, marcan el diario vivir de los colombianos.
De hecho, de acuerdo con la Fiscalía, el año pasado las denuncias por hechos de corrupción se incrementaron en un 18 por ciento en el país, pasando de 10.464 en 2016 a 12.385 en 2017. Por este tipo de casos hay más de mil personas bajo investigación.
Para Luis Fernando García Caicedo, especialista en auditoría forense de la Universidad Externado de Colombia y experto en la investigación de delitos de alto impacto relacionados con la corrupción, el país está dividido por regiones y cada una de ellas posee valores, creencias y conductas que terminan por facilitar o no la realización de actos de corrupción, el país está dividido por regiones y cada una de ellas posee valores, creencias y conductas que terminan por facilitar o no la realización de actos de corrupción.
“El abandono del Estado también es otro problema. No es posible que una región deba tomar vías de hecho como un paro cívico para exigir sus derechos. Esa ilusión ciudadana de mejorar su estado social e incluso cultural lleva a que inteligentemente el actor público lo utilice para acceder a las relaciones de poder en el Estado y una vez allí continúe dejando en el limbo temporal la satisfacción a las necesidades del país, alargando así la brecha social que genera el enriquecimiento ilícito y promueve el mantenimiento del engranaje corrupto”, explica García.
Por otra parte, en regiones como el Caribe y el Pacífico colombiano, donde cada año decenas de funcionarios públicos son capturados por actos relacionados con la corrupción y se cree que habría una generalización de esta clase de delitos, señala el auditor forense que este no sería un tema cultural, sino una expresión de “cómo nos hemos acostumbrado tanto a los daños colaterales inevitables de la corrupción que esta nos impulsa a tolerarla”.
En cuanto al perfil usual de un ciudadano corrupto, García asegura que el nivel socioeconómico no está relacionado directamente con el accionar de este tipo de delitos: “usualmente vemos personas que nacen con un nivel económico alto y cometen hechos de esta índole con frecuencia”, y agrega que factores como el mayor acceso a la educación le dan al corrupto la capacidad de planear actos que en otras circunstancias sería casi imposibles de cometer.
La prueba
Para Robert Klittgar, escritor y profesor del Claremont Graduate University, en California (Estados Unidos), la corrupción es el resultado de una ecuación en la que se suma el monopolio y la discrecionalidad, al mismo tiempo que se le resta rendición de cuentas.
No obstante, aunque una conducta corrupta se define como aquella que modifica el orden económico y social de un Estado, el auditor forense Luis Fernando Garcia afirma que son varios los actos cometidos por los ciudadanos que a pesar de no impactar necesariamente el orden estatal, sí dañan el patrimonio económico público y le restan tiempo al que sufre la imprudencia.
Para descubrir qué tan deshonesto puede ser usted en su día a día, seleccione en la lista las acciones que usted haya cometido. Recuerde que esta es una adaptación general.
Los resultados
Usted reconoce que colarse en un bus o saltarse una fila son actos deshonestos que dañan el patrimonio económico de quienes son víctimas de estos atropellos. No obstante, es necesario mencionar que estas conductas en ocasiones se cometen por error y no precisamente con ese conocimiento objetivo y subjetivo que se requiere para que el hecho sea catalogado por completo como un acto de corrupción.
Para usted aunque no pagar impuestos o mentir sobre el precio de algo o saltarse una fila son actos deshonestos, los ha cometido porque cree que sus afectaciones no son demasiado importantes. No obstante, estos hechos impactan negativamente el patrimonio económico y personal de las víctimas.
Recuerde que aunque en ocasiones estas conductas se cometen por error, es necesario que replantee su actuar como ciudadano.
Su actuar afecta constantemente el patrimonio material e inmaterial de quienes lo rodean. Es necesario que reconozca que las acciones regidas con la cultura del “todo vale” o de la “malicia indígena”, son las que terminan propiciando los más graves actos de corrupción en el país.
Aunque muchas de estas conductas son aprendidas, se evidencia que usted las comete pocas veces por error y con el conocimiento sobre las afectaciones que conllevan.