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Lenguaje corporal clave para evitar ser víctima de delitos

¿Podemos evitar ser víctimas de una agresión o un robo simplemente con un buen lenguaje corporal?

Intenta recordar a un algún conocido que haya sido asaltado en más de una ocasión. Ahora, intenta recordar a otro pero que jamás haya sido despojado de sus pertenencias en la calle. Recuerda cómo se ven cuando caminan, ¿en que difieren? ¿quién se ve más seguro de su caminar? ¿Quién parece más poderoso y quién más débil?

Robos, agresiones… y cómo prevenirlos con un lenguaje corporal imponente

No nos es desconocida en la actualidad la importancia que tiene nuestro lenguaje corporal a la hora de comunicarnos, pues día a día, diversas teorías sobre este son cada vez más ampliamente aceptadas por la comunidad científica. Como el hecho de que aproximadamente el 80% de nuestra comunicación se lleva a cabo por medio de nuestros gestos y expresiones.

Es también a través de estos últimos que podemos empatizar y manifestar más fácilmente a otros nuestras emociones y sentimientos. Pero así como podemos transmitir un estado de ánimo positivo, también podemos proyectar: inseguridad, miedo, vulnerabilidad e indefensión a través de nuestro lenguaje corporal. Hoy explicaremos como éste influye poderosamente en el proceso de victimización y victimodinámica (es decir, como pasamos a ser víctimas de un delito o de algún siniestro), especialmente si se proyectan las cuatro últimas características mencionadas anteriormente. Además de brindarte unos consejos para mejorar nuestro lenguaje corporal.

El interés moderno en la víctima y el experimento

Desde los primeros trabajos de Benjamin Mendelsson en el proceso de cómo se llega a ser víctima de un siniestro, atentado o delito en los años sesenta, la victimología (disciplina encargada del estudio de las victimas) pasó a ser rápidamente motivo de interés para las ciencias sociales como la criminología, el derecho y por supuesto la psicología.

Este interés por cómo las personas pasan de ser simples transeúntes a agraviados de algún delito hizo que, en la década de los ochenta, los investigadores Betty Grayson y Morris Stein plantearan un sencillo experimento que plasmó una serie de resultados muy particulares. La dinámica que Grayson y Stein realizaron era la siguiente: en una prisión, a un grupo de reclusos (entre los que se encontraban personas que habían robado, violado e inclusive asesinado) se les proyectó, de manera individual, una serie de vídeos cuyo contenido era sencillamente el de unos transeúntes caminando normalmente por una calle neoyorquina.

Lo único que tenían que indicar los reos a los investigadores era comunicarles a qué personas entre todas las que transitaban por la calle escogerían como posibles víctimas. Los investigadores estimaron que el tiempo en el que decidían a la posible víctima era de tan solo siete segundos. Al indicar sus selecciones, los resultados eran un poco desconcertantes puesto que la elección que tomó cada recluso era consistente, es decir, pese a que cada voluntario había visto el video por separado, los reos escogían en repetidas ocasiones a las mismas víctimas.

Los reos escogen a sus víctimas por su (mal) lenguaje corporal

Otro dato igual de curioso resulto ser que, la selección de cada uno no dependía ni de la raza, edad, tamaño o constitución física, pues algunas mujeres cuya constitución parecía frágil, pasaban desapercibidas en contraste con algunos hombres altos y relativamente fornidos que sí fueron escogidos.

Cuando se les preguntaba a los convictos a que se debía tal elección, ellos respondían que no sabían exactamente el porqué, simplemente se limitaban a decir que se miraban como blancos fáciles. Y puesto a que ninguno de los criterios anteriores era motivo por el cual escoger a una persona ¿qué era lo que determinaba si una persona pasaba a ser o no agraviado? Los investigadores realizaron un análisis mucho más exhaustivo llegando a los siguientes resultados.

Nuestro lenguaje corporal indica si somos vulnerables o fuertes

Parece que gran parte del proceso de selección depredador / presa es inconsciente y esto se debe a que los reclusos se orientaban más en qué expresaba el lenguaje corporal de las posibles víctimas.

Características de un lenguaje corporal vulnerable

Los investigadores encontraron que el grupo de “víctimas” escogidos en el vídeo compartían una serie de características entre si respecto a su lenguaje corporal destacando los siguientes puntos.

1. Paso y ritmo

2. Descontento e indecisión

Voltear a ver a todos lados como si se estuviera perdido, miradas dubitativas y regresar por el mismo camino por el cual ya transitó eran características comunes entre algunas de las victimas seleccionadas. Una persona insegura en su caminar es, para los delincuentes, más fácil de someter. De la misma manera, si te detienes a hablar con extraños a pedir indicaciones, los delincuentes pensaran que eres turista o te encuentras en un barrio desconocido para ti, lo que te hará mucho más vulnerable.

3. Artículos de lujo

Los criminólogos señalan que los delincuentes viven bajo un esquema distorsionado de valores en el que se ve a la sociedad como un sistema injusto en el que solo pocos pueden gozar de privilegios y lujos, experimentando, además, rabia contra esta sociedad. Por lo que demostrar públicamente tus bienes (por ejemplo, relojes caros, anillos, pulsos de oro, celulares caros, etc.) reaviva en muchas ocasiones dicha rabia. Muchas personas que en el vídeo mostraban diversos bienes eran frecuentemente escogidos como víctimas.

4. Torso y mirada

Otra cosa que tenían en común las personas escogidas en el vídeo por los reclusos consistía en la posición del torso y la dirección de la mirada. Frecuentemente, las personas que caminaban cabizbajas, con los hombros caídos y hacia adentro, encorvados y con la mirada dirigida hacia el piso, distraída o perdida eran elegidas. Los gestos anteriormente indicados son señales inequívocas de indefensión. Proyectan fuertemente debilidad.

5. Totalidad

Por último pero no menos importante, se destacaba entre las victimas escogidas que sus gestos carecían se simetría y plenitud en sus movimientos. Sus extremidades se movían como si fueran separadas o independientes del resto de su cuerpo. Por otro lado, las “no victimas” gozaban de equilibrio en relación con sus movimientos.

¿Cómo se aplica esta teoría a la prevención de los crímenes?

Como recalcamos anteriormente, gran parte del proceso de selección de la víctima se realiza de manera inconsciente por los delincuentes. Quizá sea una característica heredada a través de millones de años de evolución encontrar de un vistazo al más débil de la manada. Al igual que un animal salvaje, el depredador humano quiere realizar el mínimo esfuerzo al cazar, no quiere un trabajo difícil y peligroso, buscara a quien se vea más débil, sumiso y quien probablemente no de batalla.

Varios trucos prácticos para mejorar el lenguaje corporal

Nuestro lenguaje corporal es gran parte inconsciente, por lo que modificarlo es sumamente difícil, pero no imposible. Algunas señales y actitudes pueden ayudarnos a emitir un lenguaje corporal más poderoso y positivo, que nos hará menos vulnerables al delito. A continuación te hacemos las siguientes recomendaciones.

  • Desarrolla tus habilidades de conciencia: hay diversas formas en ser más consciente de tu entorno, desde familiarizarte con las rutas que tomas a diario camino a casa, las horas pico en las que las personas más se mueven, y quienes andan por frecuencia por tu barrio, hasta practicar yoga, meditar o practicar algún arte marcial (de esto hablaremos más adelante).
  • Haz ejercicio: Mantenerte en forma no solo impacta en tu capacidad para repeler físicamente una agresión sino que también hace que tu cuerpo libere dopamina y endorfinas que te hacen sentir mejor contigo mismo, lo que hará que desarrolles más confianza en ti mismo y aumentara tu autoestima lo que repercutirá en tu lenguaje corporal positivamente.
  • Mantente informado: está demostrado científicamente que el conocimiento y la información reducen nuestro miedo y aumentan nuestra confianza, recordemos que la esta es una cualidad que se expresaba en el lenguaje corporal de quienes no eran víctimas. Leer artículos sobre cómo evitar ser víctimas, defensa personal y periódicos sobre que ocurre en tu ciudad puede ayudarte a estar informado.
  • Practica defensa personal: no para ejercerlo cuando un atacante te pida tus pertenencias, ya que en este caso, siempre lo más prudente será evitar cualquier confrontación, sino porque está demostrado que llevar un curso de defensa personal afecta poderosamente nuestra confianza ante una situación de peligro, está confianza repercute de manera muy positiva en nuestro lenguaje corporal y aumenta tu conciencia sobre el entorno. Por tanto, reduce la probabilidad de lucir como una potencial víctima.

Más trucos para mejorar el lenguaje corporal

Conforme aumentes tu confianza y te sientas mejor contigo mismo, menos probabilidades tendrás de ser víctima de algún delito, puesto que tu lenguaje corporal expresará bienestar, poder y confianza. Así como vayas cambiando poco a poco tu lenguaje corporal, puedes ir optando por agregar los siguientes gestos que pueden evitar que te conviertas en víctima:

  • Camina siempre con el mentón hacia arriba, paralelo al horizonte manteniendo una mirada fija y segura, cuando alguien te vea mantén su mirada, pero no seas desafiante (muchas veces esta táctica disuade a los delincuentes de meterse contigo).
  • Eleva los hombros y mantenlos rectos, saca un poco el pecho, esto es señal de poder.
  • Camina a pasos firmes y normales. Ni muy rápido ni muy lento. Ni muy largos, ni muy cortos. Trata de que sean armoniosos y no “robotizados”.
  • Mantén una armonía en relación con tus pasos, tus brazos y tus gestos.
  • Si no recuerdas alguna calle o dudas de tu camino, entra a un café o tienda a pedir indicaciones. Evita pedir ayuda a desconocidos y hablar con ellos.
  • Mueve los brazos de manera natural y equilibrada respecto a tus pasos.
  • No andes por la calle con joyas ostentosas. Evita hablar por tu teléfono móvil, escuchar música y parecer distraído.

Fuente: Psicologia y Mente